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Desde lo hondo

Murió Vatimmo

23 de septiembre de 2023 0 comentarios

Ha habido algunas reacciones rápidas a su muerte. En un periódico regional al día siguiente un filósofo se hacía eco de su muerte y podía hacer público las veces que con él se había reunido. Alguno habla de él sin aludir a las peripecias de su fe. Fe que “pierde”, que “recupera”, con matices de interés; centrada en Jesús de Nazaret en su kénosis, como nuestro Dios. Más allá de una fe en dogmas. No le gustaba la metafísica. Le atribuía ser el fundamento de los dogmatismos fanáticos, del poder ilimitado de alguien, origen de los enfrentamientos violentos de nuestra historia humana. No aceptaba que la verdad se redujera al acuerdo entre el entendimiento y la realidad. Lo objetivo, como algo real firme, lo rechazaba. Prefería la aventura del ser reducido a acontecimiento. La verdad es del ser humano, en su complejidad, que es más que el ámbito de lo intelectual: abarca lo emocional, lo proyectivo de acuerdo con sus intereses… ¿posverdad? Nos ha dejado un modo de vivir, de ser, y una enseñanza que al menos invita a pensar. Y quizás a revisar alguna actitud intelectual. También el modo de entender la fe cristiana.


¿Sobra la dimensión religiosa?

21 de agosto de 2023 0 comentarios

Firmado por Mar Padilla leo en el suplemento “Ideas” del País un artículo sobre Simone Weil en el 80 aniversario de su muerte. Lo titula “La filósofa de lo concreto”. Se lee con gusto el artículo. Pero, como sucede con frecuencia, la autora dibuja una persona que está de acuerdo con los gustos u opiniones del dibujante. En el amplio artículo no aparece Dios, ni la dimensión religiosa de Simone Weil. Ella, entre otros numerosos libros escribió: “La espera de Dios”, “El conocimiento sobrenatural”, “Reflexiones precristianas”, “Carta a un religioso”, “La gravedad y la gracia”, “Pensamientos sin orden respecto al amor de Dios”. La dimensión religiosa fue inquietud de su vida. Se consideraba cristiana; si no se bautizó, decía, era porque ya era cristiana. Su relación y correspondencia con el dominico P. Perrin es clara manifestación –“concreta”, que diría la autora del artículo- del relieve del cristianismo en su vida. Su radical generosidad, entrega a los necesitados, con compromisos concretos y radicales, encontraron, si no la fuente, sí la energía y fuerza en el mensaje cristiano. Me pregunto: ¿Qué interés puede tener la autora del artículo no hacer referencia alguna a la dimensión religiosa en su biografiada? ¿La irrelevancia de lo religioso en su propia visión de la condición humana, que luego traslada a Simone Weil? ¿Se puede llegar a ser tan insensible a lo religioso -que diría Rudolf Otto- que no se entiende que no sea así en los demás? “Mística de frontera” sin embargo, subtitula María Clara Bingemer, una recomendable biografía de Simone Weil. Y se refiere a la mística cristiana. Lo que creo que es relevante es que no pase desapercibido el centenario de la muerte, solidaria con los que no tenían acceso a las medicinas a las que ella sí tenía, sin conocer cómo fue de luminosa vida, a pesar de brevedad, treinta y tres años, su vida. Nota. Al lado de ese artículo aparece en la misma publicación un comentario a un libro titulado, “El Evangelio sin Dios”. Bien está que se acuerden del Evangelio, pero que Dios estorbe… ¿?


La cronolatría epistemológica

15 de agosto de 2023 0 comentarios

La expresión de es Jacques Maritain. O al menos leyendo Le paysan de la Garonne, me encontré con ella. Se cumplen cincuenta años de su fallecimiento. Esto permite que se le recuerde de manea especial. Recuerdo su lectura al finalizar el concilio Vaticano II. Me dejó entre contrariado y reflexivo. El entusiasmo que teníamos por el Concilio, puesto a prueba por alguien que había sido referencia en nuestro tiempo de formación, teológica y filosófica. Joven sacerdote, entregado a ayudar a adolescentes en su formación académica, e integral como internos en un centro educativo, no encontraba ambiente para la reflexión teológica. Veranos en Francia, me habían permitido conocer resonancias del concilio a través de Informations Catholiques y otras publicaciones, entre ella el diario del concilio de Congar. Hoy, buscando en mi desordenada biblioteca un libro, me encontré con el libro de Maritain. En un periódico de la ciudad el domingo 13 de agosto, un sacerdote de amplia formación bíblica, teológica, filosófica recordaba al teólogo y filósofo francés, católico militante, converso. Y comentaba el libro al que vengo haciendo referencia. Releí una serie de páginas del libro de Maritain. Me encontré con la expresión que titula este comentario. Una expresión que Maritain utiliza para criticar la dependencia del momento que se vive, de sus “modas”, también intelectuales, teológicas…. Una dependencia, que para él es un culto, - y culto de adoración, el que se debe solo a Dios, latria-, de nuestro conocer y valorar la verdad, al tiempo que se vive. Es el momento el lugar teológico por excelencia. Así se interpretó la expresión, “signos de los tiempos”. Con olvido de que añadía, “considerados a la luz del evangelio”, el de siempre. Si algo es perentorio es la moda, matrimoniada con el tiempo, es víctima del tiempo. El tiempo le es infiel. No podemos vivir ciego al momento, es el tiempo que vivimos; pero es triste o infantil, adorarlo, y que sea la referencia más definitiva de nuestro pensar y actuar. No podemos ver en Cronos, un Dios a quien adoramos.


El Sínodo rechaza una Iglesia que se ve superior

4 de agosto de 2023 0 comentarios

La lectura del Instrumentum Laboris para las asambleas del Sínodo descubre el interés de los redactores, que recogen lo dicho en las asambleas continentales, por mostrar una Iglesia humilde, que está a la escucha atenta de otras confesiones religiosas, y de lo que la misma sociedad civil aporta. Una Iglesia, que consciente de ministerio magisterial, entiende que este es un ministerio que exige la escucha previa de diversas instancias. La actitud humilde de la Iglesia, ajena a cualquier aire de superioridad, ante otras instancias religiosas, permite la unidad y armonía, la comunión, aun en la diversidad. Solo la humildad construye la comunión. Solo desde la humildad, que reconoce verdad en destinarios de la misión, ésta es una misión evangelizadora. La otra prioridad del Sínodo, la participación, ha de realizarse sin imbuirse de poder, sino desde el servicio humilde, como reiteradamente afirma el documento preparatorio. Una actitud iniciada en el Vaticano II, concilio sin anatemas, sino de acercamiento también a verdades escondidas en errores, secuestradas por ellos. Lejos de concilios que se definen como “contrarreforma” o “antimodernista”, como fueron Trento y Vaticano I respectivamente. “Sínodo” es caminar juntos. Se camina juntos cuando unos se apoyan en otros, se dejan ilustrar sobre el camino, llevar el ritmo pertinente, se saben esperar, y se estimulan para llegar a la meta.


Verse superiores

3 de agosto de 2023 0 comentarios

Aunque se dice que las comparaciones son odiosas, me temo que son imposible de evitar. Sobre todo, cuando uno se ve mejor, superior a los demás. Me sitúo en Europa, el norte se siente superior al sur, el occidente al oriente. En este caso en el occidente se incluye a Estados Unidos, que además es también norte. Y en los países europeos del sur también el Norte se ve superior al sur. No es una teoría, es una sensación. Se puede decir que está más o menos fundada. Dependerá de qué aspectos de la vida se consideran para verse superiores. Exigencia de sentirse superior es ser reconocido como tal. En el fondo del conflicto ruso-ucraniano está la sensación de Rusia de que se la considera inferior al mundo occidental; y ella, con ansias imperiales, no lo puede tolerar. Y Ucrania quiere inclinarse con claridad a ser vista como occidente. En la base, y también en la superficie, de movimientos separatistas situados en el norte está verse superiores; y entender que se está alimentando a los inferiores del sur. Con ese sentimiento de superioridad no concilia la fraternidad y la libertad está mediatizada por él.


Elecciones; cizaña y trigo

23 de julio de 2023 0 comentarios

El domingo, día 23 de julio de este año 2023 se celebran las elecciones de quienes han de dirigir la política en España. En ese día, domingo XVI ciclo A el texto evangélico de la eucaristía nos ofrece la parábola del trigo y la cizaña. Los trabajadores de la finca quieren arrancar la cizaña que ha crecido junto al trigo que ya está espigando. El dueño de la finca se lo impide. La frase del dueño es terminante: “dejadlos crecer juntos”. Elegimos a nuestros políticos. ¿Elegimos trigo o cizaña? Sin duda elegimos trigo. ¿Sólo trigo? No, también cizaña. Porque en cada ser humano crece el trigo y la cizaña. Y la sociedad que formamos es un campo, que, aunque se siembre trigo, surge la cizaña. En esto todos de acuerdo. El desacuerdo está en a quién estimar trigo y a quién cizaña. Ahora bien: ¿qué hacer?, ¿arrancar lo que se estima cizaña?; es decir: ¿arrancarles de la vida social; cuando no de la vida? Es propio de fundamentalistas fanáticos. Es decir, de los que se creen puros, cátaros. ¿O saber “crecer juntos” como dice el amo del trigal?


Conócete a ti mismo

16 de julio de 2023 1 comentarios

Todo surge del autoconocimiento. Siempre imperfecto. El ser humano es esencialmente imperfecto, incompleto, como le gusta decir al documento Instrumentum Laboris para el Sínodo sobre la sinodalidad de la Iglesia. Somos misterio. Un misterio que atrae, que exige profundizar en él; huyendo de vernos como quisiéramos vernos. Es necesaria, es inteligente, la humildad, es la verdad. Son muchas las expresiones comunes que señalan la huida del discernimiento sobre las motivaciones de nuestro decir y actuar. El rechazo de lo incierto. La necesidad de asentarse en certezas. “Yo sé bien lo que digo”, “te lo digo yo”, se oye con frecuencia, como argumento imbatible de la verdad de lo que se dice. Conócete a ti mismo, escrito en el templo de Delfos, es la tarea esencial de quien busca la verdad de cada ser humano. La verdad, no teórica, sino de su decir y obrar. Es preferible la riqueza en perplejidades, dudas, que en certezas. Nos engañamos menos. Y nos introduce en la propio del ser humano, la búsqueda. En este caso de nuestro propio ser. Desafío de la vida entera.


Jurar

27 de junio de 2023 0 comentarios

El parlamentario, en el momento de tomar posesión de su puesto, pasó a prometer o jurar. El anterior a él, había jurado sobre la Biblia, y la dejó sobre el ambón. Él tomó la Biblia, la besó, la puso en la bandeja de abajo, y prometió cumplir los textos legales. Jesús en el Sermón de la Montaña, Mateo 5,33-34, “Habéis oído que se dijo a los antiguos: No jurarás en falso> y . Pero yo os digo que no juréis en absoluto”. A continuación, precisa ese “absoluto”: no jurar ni por el cielo ni por la tierra, ni por tu cabeza… A lo largo de la vida hemos tenido que hacer muchos juramentos por prescripciones eclesiales: antes de que te concedan un título en Teología, o antes de asumir algún cargo de responsabilidad en la comunidad, para poder impartir diversas enseñanzas teológicas…etc. El etc es bastante amplio. Juré, por ejemplo, el “juramento antimodernista”. No sé si entonces conocía con precisión que juraba, ahora no podría precisarlo. Puesto que la Iglesia, a pesar de lo que dijo Jesús, ha incorporado el mandamiento sinaítico de no jurar en falso, tiene su lógica que lo exija en diversas circunstancias. Pero ¿por qué lo incorporó? Se ha rebajado el significado del juramento, o sea poner a Dios como testigo y referencia de la verdad de lo que se dice. Se utiliza en asuntos irrelevantes. Como se convierte en irrelevante que, en especial los políticos, públicamente, unos a otros se llamen mentirosos. O que las promesas que hacen en tiempo de elecciones, sean, como decía un serio político, para no cumplirse. Es propio de la baja consideración social de la “veracidad”, más aún, de la verdad. Dejemos de meter a Dios, como garante de lo que diremos o haremos; demos más valor a la virtud de la veracidad, a la misma verdad, simplemente por ser propio de la condición humana. Tanto juramento es rebajar el respeto, la alta consideración que nos merece Dios. No es propio de creyentes. Felicitación al político y creyente en Dios y en su Palabra, que no lo utilizó para garantizar la suya.


Inteligencia emocional, emoción inteligente

24 de junio de 2023 0 comentarios

La primera parte del título “inteligencia emocional” es la que ha prosperada, sobre todo después de la publicación del libro que lleva ese título de Daniel Goleman. Ha sido un recurso reiterado y fácil de los que insisten en el aspecto afectivo de la condición humana; no sé si después de leer el libro, o deslumbrados sin más por el título. Desde una perspectiva antropológica tiene pleno sentido insistir en los afectos. Son los constitutivos más reales del ser humano. Y exigen una educación nada fácil, precisamente en lo que, se juzga, pueden distanciarse de lo razonable, de la inteligencia. Sin embargo es preciso acudir a los procesos racionales, para orientar bien los afectos. Dentro de las teorías sobre el ser humano, es la cultura cristiana la que con más fuerza ha apoyado los afectos: ahí está en la centralidad que da al amor. El amor, nos hace estar vivos, nos dice Juan, sin amor, muertos. Como el Dios vivo del cristiano es un Dios amor. La inteligencia tiene que descubrirlo cuando se preocupa de la verdad de lo que somos, (que es la preocupación esencial de nuestra razón). Ha de introducirse en el análisis de los afectos, no echarse a un lado. Es necesario reflexionar sobre cómo desarrollar esos afectos, a quién dirigirlos, discernir entre afectos y afectos, y valorarlos; y analizar el proceso para llevarlos a cabo y mantenerlos. Los afectos, por ejemplo, exigen libertad; y para ser libres necesitamos la verdad: “la verdad os hará libres”. La verdad discierne lo que nos esclaviza; analiza y discierne si las pulsiones fortalecen nuestros afectos o más bien los desvían de la realización auténtica de nuestra condición humana. Hablo de afectos como manifestación de sentimientos. Los sentimientos dan sentido a la emoción. Ésta puede ser momentánea, como viene, se va; sucede con las que producen las imágenes. Las emociones han de ser meditadas, valoradas para ser un sentimiento que se afinca en nuestro ser. Para eso está la inteligencia. De lo contrario la emoción sólo produce sentimentalismo, o sea sentimientos de baja intensidad y corto recorrido. La emoción ha de ser, pues, inteligente, traspasada por el esfuerzo de la razón que busca verdad y libertad. En resumen: inteligencia emocional y emoción inteligente.


El pueblo y su ambigüedad

13 de junio de 2023 0 comentarios

De lo que hoy se habla en ámbitos políticos es del “populismo”. El pueblo –demos- es el origen de la democracia. También de la demagogia. Platón advertía que la continuación de la demagogia en los procesos históricos cíclicos era la tiranía. Platón no era especialmente democrático, prefería la aristocracia, el gobierno de los mejores –aristoi-. En esto estaríamos de acuerdo muchos, pero quién señala a los “mejores”. Se lo hemos dejado al pueblo, de ahí la democracia. Si bien es cierto que los elegidos, en principio no son más que eso: los más votados, no necesariamente “los mejores”. La opinión del pueblo sobre las personas no tiene certeza, es eso: opinión. En parte porque los mejores no necesariamente se presentan como candidatos. Esta limitación es una de tantas como el ser humano, y la sociedad que conforma, tiene. Hay que aceptarla. La opinión del pueblo sirve para que haya paz social. El pueblo ha estado bastante olvidado a lo largo de la historia. Incluso el pueblo de la democracia griega excluía a los no griegos residentes, a los esclavos, a los… La Ilustración quiso salvar al pueblo, -¡cuántos salvadores del pueblo han aparecido en la historia!-; pero fueron claros: “sin el pueblo”. De populismo nada. El pueblo entendido como clase proletaria sería el actor de la revolución comunista. Era un principio científico, y no estaba expuesto a la libertad individual; el ser humano ¿libre? solo era un elemento del pueblo. Foucault diría que el individuo era sólo un hilo del tejido social; sin identidad, por tanto. Siempre es necesario volver al “pueblo”. Es como un lugar teológico. ¡Hasta la Iglesia es el “pueblo de Dios”, tras el Vaticano II, volviendo a expresiones bíblicas, que sin embargo reducían el “pueblo de Dios” al pueblo judío! Lo complicado de este “lugar teológico”, que siempre hay que salvar, es la aplicación concreta: ¿cómo contar con el pueblo para salvar al pueblo? ¿Quiénes lo representan mejor? Y lo más angustioso: ¿el pueblo sabe lo que necesita o tiene que fiarse de quienes interpretan sus deseos?


Sobre el blog
El mercado, la prisa, el fluir…domina nuestras vidas. También la creación cultural y la verdad se encuentran afectados por la sucesión rápida, lo impactante…

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Sobre el autor
Juan José de León

Entre otras cosas es Director de la Escuela de Teología "Fray Bartolomé de las Casas" (Madrid). Acompaña espiritualmente comunidades religiosas a través de charlas y retiros...

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