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Desde lo hondo
26 de abril de 2012
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La viñeta de un periódico de estos días representaba el rostro de alguien con expresión entre sorprendida y triste que formulaba la pregunta: “Pero ¿qué es lo que os enseñan en Ciencias Políticas y Económicas?”. Se podría responder: no ética. Quedémonos con las Ciencias Económicas. La Economía es ciencia, por eso emancipada de lo que no sea ciencia. Es autónoma como ciencia que es, se rige por sus propias leyes. Y éstas son simplemente leyes científicas. Se presume, incluso, de que son leyes exactas. No admiten, pues análisis éticos, ni reservas respecto a las consecuencias de sus conclusiones. La política, a su vez, es ante todo economía. Ésta entiende a la política en la medida que se vierte sobre la economía.
Pues bien, parece que los resultados de aplicar esa ciencia no han dado resultado. De ahí la pregunta que parafrasea la anterior: ¿Qué economía os enseñan? Más aún, habrá que atreverse a preguntar: ¿esa Ciencia tiene algo que ver con la condición humana? ¿O no más que la astronomía? Porque si es humana, tiene ineludiblemente una dimensión ética. La ética puede modular la economía, así con minúscula, es decir: el modo cómo utilizamos los bienes para satisfacer día a día nuestras necesidades, pero me temo que no sea admitida en el ámbito académico de la Economía, con mayúsculas, porque es una… Ciencia. Parece dar prestigio no admitir consideraciones ajenas a lo exclusivamente científico.
15 de abril de 2012
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“El pasado es el recuerdo, el futuro la promesa, el presente es el hogar”. Algo así recuerdo de una reciente lectura. La apuesta era por el presente, frente al recuerdo y la promesa. Se trataba de las diversas religiones. Por el presente apostaba las de origen oriental. La nuestra heredera del judaísmo se basa en la memoria de Cristo que tratamos de actualizar y de la promesa que queremos anticipar. Es apuesta también por el presente. Pero presente integrador de la historia vivida o por vivir. No al margen de la historia. La frase que comento tiene aire de posmodernidad. Algo así como el carpe diem, tan celebrado hoy, aunque sea heredado de la antigüedad clásica, Con lo que implica de reducir la vida a la satisfacción inmediata y a recelar o simplemente prescindir de la historia y de horizontes en la vida. . Decir que el presente es el hogar, es atribuirle el ámbito donde uno se encuentra mejor. ¡El hogar, dulce hogar! Pero eso suele decirse cuando uno vuelve a él. Para apreciarlo es necesario salir. Vivir recluido en el hogar es perder perspectivas y exponerse a perderse en lo mínimo y a veces intranscendente. Exponerse a que deje de ser dulce. Trascendiendo el símbolo, el presente ha de alimentarse de la historia y la promesa. Así es nuestra fe. Fe que responde a nuestra condición humana. En san Lucas en la última de las bienaventuranzas se insta, en medio de la persecución por la causa de Cristo, a “ser feliz ese día” por la promesa de felicidad futura. En un conocido film la esposa amenazada de muerte por un cáncer decía a su esposo, el dolor de mañana pertenece a la felicidad del hoy. No era la promesa de felicidad, sino el temor del dolor futuro lo que contribuía también a la felicidad presente. La felicidad, el hogar, implica la memoria y la promesa. Incluso aunque la historia no se llene con recuerdos positivos y la promesa se convierta en temor. Todo ello puede fabricar felicidad en el presente. No prescindiendo de ello.
8 de abril de 2012
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Lo que empezó así: “tanto amó Dios al mundo que le entregó a su hijo”, no podía terminar en la cruz. En la cruz se dio la versión cristiana del amor de Dios: tanto amó Cristo al mundo que se sometió a la muerte. Si el amor de Dios supuso la presencia histórica de Cristo entre nosotros, el amor hasta la muerte de Jesús de Nazaret le permitió superar esa muerte y desde su estado de gloria acompañarnos en nuestra historia, y ofrecerse como la razón el fin de ella. La razón de la historia es seguir un proceso de humanización, que Cristo lo expresaba como el Reino de Dios: comunidad hombres y mujeres que, bajo la mirada de Dios Padre, va construyendo una existencia humana regida por los valores proclamados por Jesús y recogidos en los evangelios. Los valores que san Pablo llama de arriba, no de la tierra, porque superan la muerte, lo efímero. El amor, más fuerte que la muerte; el encuentro con el Dios que nos trasciende, que veremos luego “cara a cara”; la verdad que alcanzaremos superadas las limitaciones de este momento. Celebrar la resurrección no es sólo celebrar el triunfo de Jesús de Nazaret, sino el triunfo del amor, de la verdad, del plan de Dios sobre nosotros, el triunfo de la condición humana. Es celebrar nuestra “resurrección”. Es celebrar el éxito de lo que fue un aparente fracaso en la cruz,el triunfo del proyecto del Dios que “tanto amó al mundo que le entregó a su Hijo”. A nosotros nos toca vivir como “resucitados”, es decir haciendo que esos valores que superan la muerte sean los que rijan nuestra existencia: amor, verdad, contacto con Dios.
Sobre el blog
El mercado, la prisa, el fluir…domina nuestras vidas. También la creación cultural y la verdad se encuentran afectados por la sucesión rápida, lo impactante…
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El mercado, la prisa, el fluir…domina nuestras vidas. También la creación cultural y la verdad se encuentran afectados por la sucesión rápida, lo impactante…Hasta las personas, de las que parece que sólo cuenta su “perfil”, no logran sustraerse al dominio de la apariencia, la imagen. Resulta algo “contracultural” hablar hoy de hondura. Pero sólo en lo hondo se encuentra la verdad, el misterio de lo personal, la relación con Dios. Este blog es una propuesta para “ahondar” en la realidad. Los dominicos tenemos como lema “veritas”,( verdad). La verdad no se posee como se poseen las cosas. Se busca y se roza. Y cuando se encuentra nos comprometemos con ella. El compromiso con la verdad nos salva del dogmatismo y del relativismo. Y para los cristianos, la verdad nos remite al hecho del amor de Dios con el que nos encontramos en la hondura de nosotros mismos.
Sobre el autor
Juan José de León
Entre otras cosas es Director de la Escuela de Teología "Fray Bartolomé de las Casas" (Madrid). Acompaña espiritualmente comunidades religiosas a través de charlas y retiros...
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Entre otras cosas es Director de la Escuela de Teología "Fray Bartolomé de las Casas" (Madrid). Acompaña espiritualmente comunidades religiosas a través de charlas y retiros. En la Editorial San Esteban ha publicado, Creado y creador. Visión cristiana de la existencia; Seis días en busca de la felicidad. Proyecto evangélico para ser felices y Seis días para repensar la vida.
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