La celebración litúrgica del nacimiento de Juan Bautista tiene la máxima categoría, es solemnidad. Los escritos neotestamentarios no ahorran elogios a su persona. En la boca de Jesús ponen la proclamación de que Juan “el mayor de los nacidos de mujer”. A la vez, con palabras del mismo Juan, señalan la preeminencia de Jesús de Nazaret sobre él. Cuando se redactan esos escritos existían comunidades en torno a la persona de Juan el Bautista. Era necesario aclarar que el acto profético de mayor relieve de Juan Bautista fue mostrar entre sus seguidores a Jesús, como “el que ha de venir”. No debía caer en saco roto su insistente invitación a preparar su llegada, allanando el terreno, enderezando los caminos. Eso se consigue siguiendo el ejemplo del Bautista. Imitar su integridad de vida, su humildad y su capacidad de descubrir y proclamar la verdad, aún a costa de no ser él el más prestigiado.
Juan es el puente entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Como puente es paso para sortear barreras entre ambos momentos del plan de salvación. Algunos utilizaron ese puente: de discípulos de Juan se hicieron discípulos de Jesús. Otros se negaron a utilizarlo. Fueron éstos sobre todo los representantes más genuinos de la religión judía. No eran partidarios de pasar a la otra orilla, a la de Jesús de Nazaret, a la orilla de la salvación. Se sentirán seguros y a gusto donde estaban. Juan Bautista paso también por la incertidumbre de enlazar la ley antigua con las propuestas del Evangelio de Jesús: “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?” Juan, persona de carácter recio desde niño,, como dice Lucas, se sorprendía que no se hiciera realidad lo que había anunciado de hacer justicia ya, “el hacha está junto al árbol inútil, el bieldo en la era para separar paja de grano”. Jesús no lograba imponer esa actitud justiciera, mas bien habla de salvación de justos e injustos, para todos sale el sol y llueve, su mensaje era de salvación, más que justicia “justiciera”.
En cualquier caso, Juan Bautista es el modelo de la integridad de conducta, del que descubre la verdad de Jesús, por tanto la Verdad, a costa de un mayor éxito popular; es el que sabe anunciar y denunciar sin componendas. ¡Cómo brilla en nuestra sociedad alguien íntegro, que desde una actitud humilde, desde su pobreza, no se vende ni a lo cómodo, ni al aplauso popular, ni al éxito económico, político…!