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Desde lo hondo
30 de abril de 2015
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No se puede entender la ecología, el respeto, el cariño a la Naturaleza sin contar con el ser humano. Ante todo porque es el único que puede tener respeto, cariño a la Naturaleza. En segundo lugar porque entendemos ecológico lo que beneficia al ser humano. Si no fuera así tan Naturaleza sería el desierto como el bosque tropical, el aire puro como el que contiene CO2, que haya hielo en los polos o que deje de haberlo y los mares se precipiten sobre tierra firme. Por ello no se puede hacer un elogio de la Naturaleza a base de degradar la condición humana, cuando lo que se pretende es que la Naturaleza siga sirviendo al ser humano, que sea una Naturaleza humanizada: con aire puro, los mares en su lugar, acorde con los gustos estéticos. El ser humano ha de querer la naturaleza, que es producto de la bondad de Dios, porque querer la naturaleza es quererse a sí mismo. Eso sí con doble dimensión. Una histórica: no se puede aprovechar de lo que la Naturaleza ofrece esquilmándola y privando a generaciones posteriores de aquello de lo que disfruta el hombre de hoy. Otra espacial: no se puede utilizar la Naturaleza para disfrute de los que viven en un lugar de la tierra a costa del dolor de los que viven en otra. Pero siempre como referencia, el ser humano: todo ser humano y la integridad de su ser.
23 de abril de 2015
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“La gracia barata es la predicación del perdón sin requerir arrepentimiento, el bautismo sin la disciplina de la iglesia, la Comunión sin la confesión, la absolución sin la confesión personal. La gracia barata es la gracia sin discipulado, la gracia sin la cruz, la gracia sin Jesucristo, vivo y encarnado” Eso escribía Bonhoeffer. Lo he recordado al encontrarme con la afirmación de que nuestro pensar hoy, que algunos tachan de débil y fragmentario, es también low cost, por lo tanto barato. Creo que existe amplia relación directamente proporcional entre ambas aplicaciones del adjetivo barato. El dicho popular “el que algo quiere algo le cuesta” no tiene acogida hoy, a no ser que lo que se quiera se mueva en lo fácil y asequible a cualquiera sin esfuerzo, por lo que le costará poco, será barato. Conviene tener en cuenta que al pensamiento low cost, pueden pertenecer verdades hondas, metafísicas o teológicas, pero que se tienen por herencia o por ser propias del ámbito social en el que se ha crecido, pero no han merecido su reconsideración, ni atender a las exigencias, de modo que convivir con ellas no se distinguiría de hacerlo sin ellas. Creer sin dudas en Dios, pero vivir como si no existiera, por ejemplo es un pensar low cost. Afirmar las verdades de fe sin darse tiempo para repensarlas a la luz de la propia vida, participar en celebraciones religiosas sin ahondar en qué es lo que se celebra y a qué conducen en el cotidiano ser…, pertenece al ámbito de lo barato, de low cost.
19 de abril de 2015
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Hablamos de la vida consagrada. Se ha escrito que el peligro mayor de la vida consagrada es que se mundanice. La vida consagrada se define por su peculiar seguimiento de Cristo, ya no se insiste en que también implique huida del mundo. La dialéctica entre estar en el mundo sin ser del mundo se encuentra ya en las enseñanzas de despedida de Jesús a sus discípulos según el Evangelio de Juan. El mundo ha tenido mala prensa, es uno de los enemigos del alma, nos decía el catecismo. Sin embargo el mundo, lo dice Juan, ha sido tan amado por Dios que le entregó su hijo. La Iglesia está al servicio del mundo sin ser del mundo.
Más allá de esa dialéctica mundanizarse es ajustarse a las exigencias del mundo, prohibido por Jesús a sus discípulos. Hoy sería aburguesarse, buscar lo que busca el mundo: el bienestar, el bien parecer, la comodidad, la seguridad económica, el deseo de la estima y consideración de la sociedad…y, en general, un estilo de vida, de cuidado del cuerpo y del vestido, mundano.
Propio de acomodarse al mundo es fijarse en las formas exteriores que hablan de mundanizarse y prescindir de una mundanización interior mucho más preocupante. Me quiero referir en este leve comentario solo a dos: La primera es acomodar nuestro pensar y nuestro hablar a lo posmoderno, o sea, a cerrar pronto los procesos de información y más los de la formación; a no ir más allá de la imagen y del impacto que produce, efímero y momentáneo, y no darse tiempo ni esfuerzo para que se consolide con la reflexión y la matización; o rebajar la verdad a la noticia; o la levedad y apresuramiento de los juicios, sobre todo negativos de los otros –“la gente”- ; o ¿pensar?, juzgar desde etiquetas, que evitan el análisis detenido y pausado. En una palabra frivolizar el pensar, el juicio y el discurso oral.
La segunda es la necesidad de vivir como triunfadores aplaudidos. Para ello hay que cultivar el yo, de modo que si los otros no nos reconocen nuestra relevancia, no perdamos ocasión para proclamarla nosotros mismos, como una generación de selfies. Aunque nuestra referencia declarada, Jesús de Nazaret, fuera un derrotado social, buscamos nuestra victoria en la competición existencial propia de la nuestra sociedad.Caminar en verdad, que diría la santa de Ávila, es la humildad. Verdad y humildad implica vivir a contracorriente, ser antisistema, no ser del mundo. Creo que esto lo que necesita el mundo de nosotros, ser para el mundo.
15 de abril de 2015
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“Me concediste un palmo de vida,
mis días son nada ante ti;
el hombre no dura más que un soplo,
el hombre es una sombra que pasa,
por un soplo se afana,
atesora sin saber para quién”.
Salmo 38
No estoy de acuerdo. Lo digo cuando sé, porque me lo dijeron mis padres –ex auditu, como la fe- y consta en mi documento nacional de identidad, que en este quince de abril del año 2015 cumplo setenta y ocho años de vida. No ha sido “un palmo de vida”. “No soy nada ante Dios”, soy alguien de ese mundo que, como decía el evangelio de la misa de hoy, tanto amó Dios: “El hombre no es más que un soplo”;el soplo de vida inicial la ha prolongado. “Una sombra que pasa”, he sido sombra y luz, como cualquier ser humano, que ha pasado por la existencia. “Afanándome por un soplo” no, sino por una existencia día a día y un modo de ser tan relevante como el humano. “Atesora sin saber para quién”, no; consciente –no siempre actuando así- de que atesoro para mí…, cuando los demás pueden beneficiarse de mis “tesoros”. Los años “que ya no tenemos”, que diría Casona, pero que hemos vivido es agua que han visto pasar muchas orillas, se han mezclado con la impureza del vivir humano, puede que saciado alguna sed, regado algún campo, y que, sin el ímpetu de aquellos años de manantial– que existieron-, sigue su curso conformando los ¿años? que en verdad tenemos, los que nos quedan hasta llegar “al mar, que es el morir”.
14 de abril de 2015
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Más de setecientos religiosos y religiosas llenaban el auditorio Herrera Oria de la fundación Pablo VI en Madrid en la “Semana Nacional de la Vida Consagrada”, celebrada durante los días 9,10, 11 y 12 de este mes de abril. Las religiosas suponían, estimo, el ochenta por ciento del público. Fuera de ese recinto, en un colegio mayor cercano un número importante seguía el desarrollo de la reunión a través de pantallas. En la prensa nacional apenas ha tenido eco. A pesar de que participaron entre otros los cardenales Fernando Sebastián y Óscar Maradiaga con ponencias, se hizo presente el arzobispo de Madrid. - No es Rouco y deja de ser noticia-. Predominaban los que peinaban, o ocultaban bajo el velo, canas; pero había abundancia de jóvenes religiosas y algún religioso, no pocos con aspecto de venir de diversas latitudes de nuestro mundo. Se celebró esta “Semana” en medio de la crisis a la que está sometida la vida consagrada según tópico que se reitera en público y en privado. Crisis que es de vocaciones y en nuestro mundo occidental. Crisis que es de números, por ello es crisis cuantitativa. Mas la vida consagrada nunca puede ser medida solo por números, sino por la autenticidad de su “consagración”, de su razón de ser. Importa ser muchos, pero importa mucho, mucho más, ser buenos. Así de simple. Las ponencias y las experiencias que se ofrecieron en dicha semana confío en que ayude a consagrados y consagradas a ser mejores. Ser más no deja de ser deseable, pero no lo más relevante.
Sobre el blog
El mercado, la prisa, el fluir…domina nuestras vidas. También la creación cultural y la verdad se encuentran afectados por la sucesión rápida, lo impactante…
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El mercado, la prisa, el fluir…domina nuestras vidas. También la creación cultural y la verdad se encuentran afectados por la sucesión rápida, lo impactante…Hasta las personas, de las que parece que sólo cuenta su “perfil”, no logran sustraerse al dominio de la apariencia, la imagen. Resulta algo “contracultural” hablar hoy de hondura. Pero sólo en lo hondo se encuentra la verdad, el misterio de lo personal, la relación con Dios. Este blog es una propuesta para “ahondar” en la realidad. Los dominicos tenemos como lema “veritas”,( verdad). La verdad no se posee como se poseen las cosas. Se busca y se roza. Y cuando se encuentra nos comprometemos con ella. El compromiso con la verdad nos salva del dogmatismo y del relativismo. Y para los cristianos, la verdad nos remite al hecho del amor de Dios con el que nos encontramos en la hondura de nosotros mismos.
Sobre el autor
Juan José de León
Entre otras cosas es Director de la Escuela de Teología "Fray Bartolomé de las Casas" (Madrid). Acompaña espiritualmente comunidades religiosas a través de charlas y retiros...
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Entre otras cosas es Director de la Escuela de Teología "Fray Bartolomé de las Casas" (Madrid). Acompaña espiritualmente comunidades religiosas a través de charlas y retiros. En la Editorial San Esteban ha publicado, Creado y creador. Visión cristiana de la existencia; Seis días en busca de la felicidad. Proyecto evangélico para ser felices y Seis días para repensar la vida.
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