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Desde lo hondo

"POSVERDAD", "POSTUREO"

22 de diciembre de 2017 0 comentarios

La Real Academia de la Lengua entre otras palabras ha incorporado a su diccionario las palabras “posverdad” y “postureo”. Las ha incorporado con su propia definición. Así en el diccionario aparecerán dos términos que hacen referencia a la mentira, no sólo al error, porque es error pensado, consciente, interesado. “Posverdad” queda definida como "distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales". “Postureo”, "actitud artificiosa e impostada que se adopta por conveniencia o presunción". La diferencia entre posverdad y verdad es manifiesta, aquélla es una distorsión, una corrupción de ésta. Postureo, es pura apariencia, alejada de idea y de compromiso, que se apoya en la simulación de lo que no se piensa- si es que algo se piensa- pero permite quedar bien socialmente y verse, con engaño, “bonito”. Cuando utilicemos esas palabras hemos de ser conscientes de qué estamos hablando.


Lo nuevo

18 de diciembre de 2017 0 comentarios

Me refiero a lo nuevo que celebramos en Navidad: la presencia de Jesús en nuestra historia. Jesús en su predicación era consciente de la novedad que proclamaba su palabra. Esa palabra pasa a la historia con “La buena nueva”. La novedad siempre es atractiva, sólo los que viven bajo el miedo al cambio, sea cual sea, la temen. En Jesús las novedades de su predicación no tiene la misma dimensión. Hay una novedad más radical, que se expresa con el dicho: “Hasta ahora se os ha dicho, pero yo os digo… del Sermón del Monte, que recoge san Mateo. Otra novedad no es cambio de lo que existía por algo nuevo, sino dar un nuevo sentido a lo establecido, que sigue manteniéndose. Es el caso de la Ley mosaica. No ha venido a destruir la ley, sino a darle plenitud. Pablo diría que la plenitud de la Ley es el amor. En otra ocasión Jesús habla de “odres nuevos” para “vino nuevo”. ¿Qué tipo de novedad es la que con esta expresión quiere señalar Jesús? La parábola de los odres y el vino, la recogen los tres sinópticos. Jesús la proclama a propósito de los ayunos rituales judíos, a los que no se someten sus discípulos. Como indican los estudiosos, los textos escritos tienen a la vista una discusión en las comunidades cristiana de ajustarse o no a los ayunos judíos. La versión de Mateo termina la parábola con una frase peculiar: “el vino nuevo se echa en odres nuevos así los dos se conservan”. El objetivo es que se conserven los odres y el vino. Si se mezclan odres viejos con vino nuevo ambos desaparecen. Los odres nuevos tienen como fin conservar el vino en su interior. En orden a responder a la pregunta sobre de qué novedad se trata, podíamos precisar: si lo que se cambia viene de Dios, la ley mosaica, el cambio no es anular, ni una tilde, dice Jesús, para inventarse algo nuevo; sino darle una nueva orientación, un sentido nuevo: no sólo cumplir una ley, sino introducir el afecto, el amor. Si lo que se cambia es producto humano, como odiar a los enemigos, el cambio implica anulación de lo que había. “A vino nuevo, odres nuevos” es el título de un documento que surge de la Congregación de Institutos de vida consagrada”, que plantea “retos aún abiertos”. Habrá que tener en cuenta: 1º Que los cambios no afecten a lo esencial, a lo que tiene base evangélica. 2º Que los cambios sean para “conservar” la vida consagrada y su carisma en los tiempos actuales”. Todo según la letra y el espíritu del Vaticano II. En concreto es cambio a odres nuevos para acoger el vino nuevo que surge del Vaticano II, como aparece en los diversos documentos que se refieren a la “vida religiosa”, cuyo objetivo es “dar plenitud”, sentido, base evangélica a dicha vida.


Mujeres “teólogas”

10 de diciembre de 2017 0 comentarios

Ha de alegarnos ver cómo desde hace ya años la mujer se acerca a la Teología. Que se entienda que “la teología no es cosa de hombres”, como se decía, creo, la publicidad de una marca de brandy. Y no lo es en parte porque la teología no ha de estudiarse sólo para alcanzar el presbiterado. He impartido clases a aspirantes al presbiterado que aceptaban estudiar resignadamente teología, por ser camino impuesto para alcanzar su objetivo, ser presbítero. La teología tiene sentido en sí misma no es sólo medio para ejercer ministerios. Ni siquiera se puede reducir a materia académica. Busca ante todo ahondar en la Palabra de Dios, dicha para todo ser humano, hombre y mujer. Es pues tarea de todo aquel que quiera buscar las raíces, el fundamento de su ser cristiano. Lo que ha ido cambiando es la aplicación del término “teólogo”; “teóloga”. Se ha aplicado a los seminaristas que estaban en el estudio institucional de la Teología en proceso hacia el presbiterado. Sin embargo no se aplicaba a los profesores, varones normalmente. Estos eran profesores de las diversas ramas de la teología, antes moral y dogma, ahora de: tratado de Dios o Cristología, o Antropología teológica, o las diversas dimensiones de la moral... A los que explicaban la Sagrada Escritura, más que teólogos, se les llama exégetas, escrituristas. Y, por supuesto, los que explicaban Derecho canónico, se quedaban con el título de canonistas. En general cuando se habla de varones dedicados a la Teología se les suele presentar como profesores de alguna de las ramas de esta ciencia. Sin embargo cuando se habla de mujeres, se suele aplicar el adjetivo general “teóloga”, ellas mismas firman como tales. Existe un benemérito grupo de “mujeres teólogas”. Prescinden de identificarse por la especialidad de la Teología que cultivan. Esto puede ser, a) porque, a pesar de su preparación no se les da con frecuencia opción a ser profesoras de alguna modalidad en los centros de Teología; b) porque es necesario hacer público que la Teología en su amplitud es también “cosa de mujeres”, lo que no deja de ser muy justo y laudable; c) porque en ellas predomina una visión general de la Teología, sin insistir en su diversidad. En cualquier caso es de agradecer que la mujer se acerque a la teología, que la teología sea estudiada con ojos y sensibilidad femenina. Así como es necesario ofrecer más oportunidades a que ocupen cátedras de alguna de las especialidades de la Teología.


Rutina y entusiasmo

7 de diciembre de 2017 0 comentarios

La rutina tiene una dimensión pobre y práctica, positiva. La que nos evita discernir en cada momento qué hacer, por dónde movernos, que palabra decir…, y los asuntos a os que se refiere son triviales, sin mayor relieve. En los aspectos nada triviales que se refieren a lo hondo de nuestro ser, a nuestro sentir, a nuestras acciones más definitorias de lo que somos, con más repercusión en el acomodo existencial, la rutina puede impedir vivir en hondura lo esencial de nuestra vida, empobrecerla. No nos impide realizarlo o sentirlo, pero de una manera demasiado lineal, sin entusiasmo. Por eso se dice que la gran enemiga de amores hondos es la rutina al vivirlos: pierden hondura, se vuelven epidérmicos o, engañosos, protocolarios. Frente a esa rutina está el entusiasmo. El término tiene origen griego y se manifiesta como exaltación, fogosidad, inspiración, incluida la divina, y produce admiración satisfacción honda y sincera. Permite vivir en intensidad. La vida al alargarse sabe de entusiasmos, que han iniciado las elecciones vitales más relevantes: el amor, la búsqueda de la verdad, la percepción de lo bello o de lo bueno; y también el sentir el misterio que nos trasciende y a la vez nos inunda. El entusiasmo puede brotar sin buscarlo; pero también es necesario provocarlo, precisamente cuando vivir lo que con entusiasmo se inició y se reiteró puede caer en la rutina. Es más necesario cuando la vida va sumando años y experiencias que a veces son desengaños de lo que nos entusiasmó; o simplemente se ha rebajado el tono vital debido a que las energías físicas y psíquicas se van debilitando; o bien cuando el futuro se prevé con menos interés que asentarse en el recuerdo del pasado. Para seguir viviendo y no sólo subsistiendo se ha de remozar el entusiasmo, querer vivir con intensidad. Siempre habrá motivos para entusiasmarse, nunca ha pasado el tiempo del entusiasmo; aunque la vida que se lleve parezca monótona, sencilla, sin alardes.


Sobre el blog
El mercado, la prisa, el fluir…domina nuestras vidas. También la creación cultural y la verdad se encuentran afectados por la sucesión rápida, lo impactante…

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Sobre el autor
Juan José de León

Entre otras cosas es Director de la Escuela de Teología "Fray Bartolomé de las Casas" (Madrid). Acompaña espiritualmente comunidades religiosas a través de charlas y retiros...

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