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Desde lo hondo

Cristianismo y filosofía

27 de diciembre de 2018 1 comentarios

El mismo día un periódico de gran difusión, quizás el que más ejemplares vende publicaba, al menos en su versión digital, dos noticias sin establecer relación entre ellas: “España es el tercer país con un mayor abandono del cristianismo de Europa” y “La publicación de libros de filosofía se reduce un 62% en siete años. Los datos del INE muestran que el género toca fondo en las librerías”. Destacaba más la primera que la segunda, de acuerdo con la tendencia laicista del diario. Aunque se pierda el interés por la filosofía, no dejamos de buscar las causas de lo que es y sucede, algo esencialmente filosófico cuando pensamos en las causas no inmediatas sino últimas o penúltimas. El cristianismo pierde seguidores, pero según no pocos sociólogos de la religión aumenta el número de los que acuden a la religión o algo similar, que supera la fuerza de lo evidente. Pudo haber eclipse de Dios, pero vuelve a aparece; eso sí bajo formas variables. No sólo nos habla el estudio realizado de los creyentes y no creyentes, sino de los creyentes que dudan. Supongo que habrá no creyentes que también dudan. La duda pertenece al saber de lo no evidente, en este caso al saber sobre lo misterioso. Y puede pertenecer a creyentes. No dudar de la fe, es índice que de que no es relevante en la vida. ¿Y por qué se abandona la filosofía? Alguno de los entrevistados la ve en que haya dejado de ser obligatoria en planes de estudio. Otros la unen al aumento de la extrema derecha. No pocos en que queda reservada a ámbitos ocultos de la vida social, no tiene megáfono para hacerse oír en la calle…o en istagram. Pienso que quizás como causa común al abandono del cristianismo y de la filosofía, puede ser la pereza para darse tiempo a pensar, o la poca atención a sentimientos ante aquello que se nos impone desde cierta oscuridad, pero con fuerza. La tesis del relato, de lo fácil, de lo débil intelectualmente, la imposición de lo evidente o inmediatamente productivo, la imposición de cortocircuitos en el pensar y sentir, el rápido discurrir por el tiempo…puede ser una de las causa, y no la menos relevante, de que cristianismo y filosofía pierdan adeptos. Dicho sea sin entrar en qué importancia hemos de dar a los números cuando se trata un pensar y un sentir, un ser, que se mueve más en lo cualitativo: ¿muchos cristianos o buenos cristianos?; ¿filósofos que buscan el ser hondo de lo que es y sucede o filósofos funcionales, terapeutas centrados en solucionar problemas concretos sin analizar quiénes son los que los sufren? Esto es cuestión distinta, aunque no ajena ni al cristianismo ni a la filosofía.


Educación

14 de diciembre de 2018 2 comentarios

"No existen educadores, sino personas que muestran a otros lo que ellos hacen para educarse a sí mismas". Jean Guitton Me he topado con esa expresión en un folleto dirigido a miembros de la “Vida Ascendente”, personas, pues, con años de vida. Que la educación es ante todo una actividad inmanente que surge de uno y va hacia uno mismo no es lo que aparece con más frecuencia en tanto escrito sobre educación. Lo frecuente es entender que hay, profesionales o no, que educan, es decir: se entiende que la educación viene de afuera y se recibe en cada persona. Algo así como el cirujano te arregla un desarreglo fisiológico o alguien te da los medios económicos para conseguir algo, o le médico te receta lo que tienes que hacer y tomar… y obedeces. Por eso encontrase con esa expresión del gran filósofo, amigo de Pablo VI, Jean Guitton, merece una reflexión. Una cosa es enseñar al que no sabe, administrar conocimientos, expenderlos, algo imprescindible, y otra educar. La educación supone una transferencia de persona a persona, como el amor. Así todos nos educamos. Los “educandos” educan a los “profesionales” de la educación. Es una interacción desde dentro del ser que se manifiesta en palabras y obras. Educarse es ir construyéndose a sí mismo mirando cómo otros se educan, transparentado en palabras y obras. Exige un dinamismo interior de quien se educa, no una pura recepción mecánica de informaciones. Quien se educa siente e interpreta al otro. Lo que supone cercanía -también afectiva- entre quienes entran en el proceso educativo.


La razón de la fuerza

1 de diciembre de 2018 1 comentarios

Es la razón más generalizada. Porque puedo y soy más fuerte que tú, lo hago. Se ve en las relaciones de los países. Ser más fuerte permite hacer lo que es condenable. Más aún consigue valorar opciones, decisiones de acuerdo con sus propios intereses, y así lo condenable deja de serlo. ¿Por qué, por ejemplo, tengo que estar unido en la misma estructura social, la misma nación, si con ello no puedo utilizar mi fuerza, mi superioridad cultural, económica… y he acomodarme a las necesidades de los más débiles? Fuerza y poder que surgen del puesto que ocupas en la sociedad, del alto nivel económico, o intelectual, y por supuesto de la “fuerza bruta”. Y también de creerse moralmente superiores, más fuertes. Este tipo de fuerza moral es lo que el Papa en su Carta al Pueblo de Dios denuncia en la Iglesia como clericalismo. Cree que es causa de los abusos cometidos con niños por personas significadas de la Iglesia como sacerdotes, religiosos. No alude a que los abusos sexuales –el Papa habla también de abusos de conciencia y de poder- se deban a una sexualidad desorientada, mal encauzada de quienes han cometido abusos; señala como la causa más profunda la soberbia, la autosuficiencia, el clericalismo, de clérigos y laicos. Y a eso se debe también la indiferencia, la no intervención decidida de los responsables en denunciar los hechos y a quienes los realizaron. En definitiva la razón de la fuerza. (Aplíquese esto al maltrato, a la llamada violencia de género, al feminicidio; al rechazo del pobre inmigrante…). ¡Pobre razón si está bajo imperio despótico de la fuerza en sus diversas manifestaciones!


Sobre el blog
El mercado, la prisa, el fluir…domina nuestras vidas. También la creación cultural y la verdad se encuentran afectados por la sucesión rápida, lo impactante…

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Sobre el autor
Juan José de León

Entre otras cosas es Director de la Escuela de Teología "Fray Bartolomé de las Casas" (Madrid). Acompaña espiritualmente comunidades religiosas a través de charlas y retiros...

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