8 de julio de 2019
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Ha caído en mis manos un libro titulado “La cultura de la queja”, editado el año 1993. El autor, Robert Hughes, denuncia y critica en él la sociedad de Estados Unidos de la época. El libro recoge una serie de conferencias de su autor. El título responde sobre todo a una de ellas. Hughes denuncia la necesidad de encontrar de qué quejarse para vivir. Sin motivo de queja la vida, no digamos la conversación, se vacía. Manifestación de esa situación es el victimismo que se cultiva. La relevancia de la persona se manifiesta en el nivel de su ser víctima. “La queja te da poder…” “Declárate inocente y te la ganas”. “Mientras que ser vulnerable es ser invencible”. Comentando esto un compañero apuntó lo que pedía su abuela: “poco mal y bien quejado”. No es cuestión de subrayarlo como definición de nuestra sociedad; pero sí como invitación a la reflexión: ¿qué puede tener de verdad?