18 de septiembre de 2020
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No sé si la humildad corresponde a quienes son personas de relieve, por ejemplo, en la política o en la ciencia, o en la economía. Ha llegado el Covid-19, los políticos, apoyados, así lo estimamos en los científicos, dan pautas, que son órdenes, para defendernos de él. En general disponen como llevar a la vida normal, como la escolar, la de la cultura o la cultual… etc. Los medios y los modos de actuar. En esta tarea se ven obligados a rectificar de vez en cuando: lo antes ordenado, ya no sirve o es insuficiente o ineficaz. Los del partido contrario aprovechan la circunstancia para arremeter contra ello. Proclaman con fuerza que en España damos unas cifras de contagiados, enfermos, fallecidos que, de acuerdo con los habitantes, son superiores al resto de Europa. Los responsables de las decisiones tomadas se defienden, tratan de aguar la situación… En sus críticos, no encuentran propuestas distintas eficaces.
¿Por qué, pregunto, no se confiesa que el virus 19 sorprende, no logran conocerlo, ni como superarlo, y que por eso hay que improvisar? Llegan a donde llegan, de acuerdo con los científicos, que tampoco acaban de conocerlo bien y de encontrar el remedio. No podemos menos de alabar a esos científicos, y a los sanitarios y a…. Y aceptar que los responsables no acaban de dar con las soluciones para vencer la pandemia. Éstos deberían con humildad, confesar que no saben, no saben… qué será lo más eficaz para superar la situación. Han de tomar decisiones, que creen que son acertadas; pero reconociendo que no pueden asegurar si lo son. Entiendo que las personas de buena voluntad, que no buscan aprovecharse de la situación para logros políticos, o para ponerse galones a costa de ineficacia del adversario, comprenderían las dudas, las inseguridades. Lo propio de la situación que genera la pandemia es la incertidumbre. Hay que aceptarlo. La Naturaleza nos supera. Seamos humildes.