7 de mayo de 2021
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Un académico de la RAE de la lengua, y notable escritor, de manera tangencial en uno de sus últimos libros califica a todas las religiones de absurdas. En estos días se produce la noticia de descubrimientos de enterramientos de primeros homo sapiens, o quizás habilis, Un enterramiento hace alusión a que no todo termina con la vida, algo sobrevuela la realidad, de manera imperceptible. Es el inicio del animismo, creencia tan antigua del homo sapiens sapiens. No son pocos los paleontólogos que cuando descubren enterramientos dicen verse ante un homo sapiens. El enterramiento alude a algo que nos trasciende. Es la actitud psicológica que se abre a lo religioso. Lo religioso viene a aparecer cuando aparece el homo sapiens. Aparece como signo de una mente humana que desborda lo percibido sensible mente. La religión, ampliamente considerada, surge de manera muy elemental ante una realidad que nos trasciende, pero que misteriosamente tiene una presencia, pertenece pues desde el inicio de su condición humana al hombre. Proclamarla absurda es declarar absurda la vida, el mismo ser hombre. Algo de eso -la existencia inauténtica propia del ser humano- nos predicaban los existencialistas: el sinsentido de ser homo.
Creo que pertenece al buen saber, que es humilde, el con confundir el misterio con el absurdo. El no reducir el ser humano a lo exclusivamente empírico. Ni si quiera a la racional puro. La misma razón es consciente de sus límites. Es racional que algo rebasa la razón, sin contradecirla: el misterio.