30 de octubre de 2022
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En muchos lugares del mundo se experimentan movimientos separatistas. ¿A que se deben? Las razones que esgrimen los separatistas son nobles: defender nuestros orígenes, tradiciones, nuestra lengua, nuestras costumbres. Razones verosímiles, ¿son las verdaderas?
No me gusta generalizar, pero entiendo que, en no pocos lugares, la razón verdadera es que los separatistas son los ricos, que no quieren compartir su riqueza con los pobres del Estado. Es cuestión de fijarse en lo que sucede no lejos de nosotros. Desde la perspectiva del que entiende que el fruto de lo que él vale y de su trabajo ha de ser para él, no tiene por qué compartirlo, existe una cierta lógica en querer llevar vida aparte, separarse. Pero cuando se profesa, que vivir es convivir, que es compartir lo que se es y se tiene, y acercarse al necesitado que nos necesita, desaparece esa lógica. Es fenómeno reconocido en el ámbito cristiano que movimientos regionalistas o separatistas son promovidos por personas “religiosas”, promotores de la fe cristiana por vocación. Lo hacen por “sentir con el pueblo”, ser uno de ellos. Con reducción del pueblo a un espacio geográfico concreto. Que se se impone sobre la exigencia cristiana de compartir vida, bienes y cualidades humanas con los demás. No establecer fronteras entre ricos y pobres.
Dicho sea esto para ayudar a reflexionar sobre el fenómeno del separatismo, sin pretensiones de dictar juicios de buenos y malos.