13 de mayo de 2017
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La falta de lo que indica esa expresión lo atribuye un columnista a un líder político que quiere ser más líder, único líder. De ahí, apunta, que puede ser flexible y formar coyundas con cualquiera. Otro periodista apuntaba cómo en política se está supliendo la complejidad por la simplificación, el argumento por la consigna, y se reduce el diálogo a provocación, o sea, a ¿diálogo? que empieza por el insulto y no pasa de ahí. En la presentación de cierto libro un cardenal acudía a la doctrina social de la Iglesia como referencia obligatoria para considerar, si no juzgar, un sistema político. El también cardenal y autor del libro, entendía que bien está la doctrina, el cuajo doctrinal, (esto es mío), pero es más interesante desde la perspectiva cristiana la persona y a ella hay que acercarse aunque haya que poner entre paréntesis, nuca negarla, la doctrina. Un laico presente venía a decir que eso es lo que define a la por todos reconocida “ejemplar diplomacia vaticana”.
Triste y banal es enfrentar, desde una perspectiva cristiana, la afirmación doctrinal con el compromiso con las personas o instituciones concretas. El Papa al que se le ha acusado de falta de “cuajo doctrinal”, ha avisado de que tenemos una doctrina pero no para apedrear con ella a las personas. Por el contrario a “la doctrina cristiana” pertenece, el valor absoluto de la persona, de toda persona, así como que antes que juzgar hay que esforzarse en comprender, y estar más dispuestos al diálogo que a la excomunión o al anatema. Dialogar con todos, incluso con los que convierten el diálogo en colección de consignas cargadas de descalificaciones. Eso será responsabilidad de ellos. A ello hay que responder con el “cuajo doctrinal”, que proclama la defensa de la dignidad de la persona, de su libertad, de sus derechos y…deberes. A Pablo VI pertenece la afirmación de que el diálogo es nueva forma de la caridad. Que no es una consigna, sino la conclusión de su defensa del diálogo en un documento tan doctrinal como la encíclica Ecclesiam suam, 1964.
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