31 de octubre de 2014
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El papa acaba de pronunciar un discurso redactado y pronunciado con el corazón tanto como con la mente. Las palabras lo reflejan. El discurso se dirigía a los Movimientos Populares. Hay expresiones que son saetas por su claridad y contundencia: hay que luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, la tierra y la viviendo. La tierra, el techo y el trabajo fueron los temas que estudiaron los líderes populares- “Hay que enfrentar los destructores efectos del imperio del dinero”. “El encuentro no responde a una ideología. Ustedes no trabajan con ideas, trabajan con realidades” “No se puede abordar el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias que únicamente tranquilicen a los pobres en seres domesticados e inofensivos”. El papa realiza una amplia descripción dramática de las situaciones generalizadas de los sin tierra, sin techo, sin trabajo. Responsabiliza de esas situaciones inhumanas a un sistema económico centrado en el dios dinero; en no poner a la persona humana en el centro de los intereses económicos. Dice “ese sistema económico ya no se aguanta. Tenemos que cambiarlo, tenemos que volver a llevar la dignidad humana al centro, que sobre ese pilar se construyan las estructuras sociales alternativas que necesitamos” Continúa: “hay que hacerlo con coraje, pero también con inteligencia. Con tenacidad, pero sin fanatismo. Con pasión, pero sin violencia”.
Se agradece la claridad del Papa al describir lo inhumano de nuestro mundo (Quizás no se puede olvidar que, sin embargo, al Papa le gusta destacar lo bueno que en nuestro mundo existe, que permite vivir con alegría: no es profeta de calamidades). Se agradece el impulso al cambio. Se agradece que el cambio sólo tenga un sentido: el que lleva a la dignidad humana. Se agradece que diga que “este sistema ya no se aguanta. Tenemos que cambiarlo”. Queda orientar y fundamentar en realidades, (aunque entiendo que basadas en ideas, el Papa acude también a la inteligencia), como quiere el Papa, el sistema alternativo. ¿Qué “estructuras sociales alternativas”? ¿qué decisiones políticas?, ¿qué sistema económico, empresarial, financiero?, ¿qué organización política universal con capacidad de decisión? … que pongan por encima de los éxitos económicos la dignidad de la persona de todo hombre y mujer en todo el mundo, sin “descartes”, como el Papa insiste.
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