No sé por qué se llama “visitación” y no visita. Existe una novela de Julia Álvarez, la interesantes novelista dominicana-norteamericana que titula “Cuando tía Lola vino (de visita) a quedarse”. María fue y de visita y se quedó. Se quedó hasta que Isabel dio a luz. Pues, enterada por el ángel del embarazo de su pariente, sabiendo su “avanzada edad” entendió que podría necesitar ayuda, y “se puso en camino de prisa”. Y bien que se lo agradeció Isabel. E incluso el niño que llevaba en su seno. Es éste uno de los episodios de más interés, de más contenido del texto evangélico de Lucas. Texto que rebosa alegría por todas las partes. La alegría de Juan saltando de gozo en su vientre materno, la alegría de Isabel por ver a María, la alegría de María que se desborda en el canto del Magníficat, …”se alegra mis espíritu en Dios mi Salvador”.
El texto además es un compendio de espiritualidad evangélica. Nos encontramos con dos bienaventuranzas, “dichosa tú que has creído, le dice Isabel a María; “desde ahora me felicitarán –me llamarán feliz- todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho grandes cosas en mí”, canta María. A las bienaventuranzas evangélicas es necesario unir la de ser bienaventurado por tener fe, y también serlo porque en todo Dios ha hecho “cosas grandes” en cada uno. El canto de María proclama además ese compromiso de Dios con los humildes, los pobres, así como su misericordia, que pertenece al núcleo del evangelio de Jesús.
¿Por qué esta fiesta que define tan bien el perfil de María no es litúrgicamente tan considerada al menos como otras sin esa base evangélica? ¿Por qué el pueblo cristiano no ha incorporado de manera generalizada el canto de alegría, de acción de gracias a Dios, de compromiso con los humildes, que es el Magníficat, y reza con plegarias que hablan de gemir y llorar en este valle de lágrimas? Parece que ha tenido más éxito una espiritualidad que parte de lo negativo de la vida y es un tanto pedigüeña, y no una espiritualidad, como la de María, que parte de lo positivo, de lo mucho bueno que Dios ha hecho en nosotros y lo agradece. Desde esa actitud de alegre acción de gracias, María, además entiende el compromiso con los “pequeños” con los “hambrientos”.
maría
6 de junio a las 16:38
Su comentario me lleva a la contemplar ese misterio glorioso.
Visita o visitación la pinta muy bien Fray Angelico.
Su pincel describe la belleza de Maria y el anuncio del Ángel Gabriel y la Encarnación del Verbo de Dios.
Gracias por su comentario