8 de abril de 2020
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Estaba releyendo el libro “La experiencia cristiana de Dios”, cuando llega la noticia de su fallecimiento. Me ha impresionado. El primer capítulo, que era el que releía, lo titula “La experiencia cristiana de Dios. Hacia la comprensión de su estructura”. Artículo denso. Lo que aborda no es fácil de expresar. La experiencia, término cuyo significado creemos conocer, pero que al aplicarlo a lo que se mueve en el misterio, no es tan fácil de definir. Experiencia sobre todo de amor. Del amor que Dios nos tiene. Tenemos nuestras experiencias de amor entre nosotros. Los esposos tienen experiencia de amor entre ellos, los padres de los hijos, e hijos de los padres. Experiencias comunes con matices distintos. También la experiencia del amor entre amigos o familiares entrañables como abuelos-nietos. Cada una con sus peculiaridades. ¿Cómo es la experiencia de sentir el amor de Dios en cada uno? Martín Velasco insiste que es necesario encontrarla en lo hondo del ser. Donde se desarrolla la experiencia de lo religioso, que él tanto ha estudiado. El camino hacia esa hondura no es fácil. A veces ni nos damos tiempo para recorrerlo en medio del ajetreo del vivir. Tres condiciones señalan Martín Velasco: “purificación, concentración e interiorización superiores a las que necesita para ninguna otra acción… el sujeto”. Los místicos llegaron a esa experiencia, por esos caminos. Nos lo relatan con dificultades, acudiendo sobre todo a la poesía, a la imagen poética. El Espíritu Santo tiene tarea, confiemos en su ayuda.
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