13 de noviembre de 2023
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Un veterano y reconocido periodista, cuya labor se ha desarrollado en el Vaticano se quejaba de que no se les ofrecía la ansiada información de la Asamblea sinodal, porque sobre las personas encargada de informar “han pesado las consignas de confidencialidad establecidas en el reglamento…” Solicita compasión para los que “tenemos la ímproba tarea de informar sobre algo. Cuyo núcleo se quiere que permanezca oculto” No sé a quien se refiere el impersonal “se”. Las exigencias del periodista parecen que lleva a que se desobedezcan “consignas” de los responsables de la Asamblea Sinodal. A veces parece que la misión más imprescindible de una reunión de tanto relieve, es poder ofrecer “noticias” cuanto antes, sin consumir la paciencia de periodistas ¿obligados? a dar primicias.
Creo que se puede ser más serio, y no reducir un acontecimiento de tanto relieve en la Iglesia como es un sínodo, a ser fuente de noticia periodística. ¡Cuánto cuesta la seriedad!; ¡qué fuerte es la tentación de buscar la noticia más que la verdad!... Para mayor gloria del periodista o del medio para el que trabaja.
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