30 de julio de 2017
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Estoy leyendo un libro que se titula “Arte de vivir, arte de pensar”, cuyo subtítulo es “Iniciación al asesoramiento filosófico”. Tiene interés. Sobre todo porque la pretensión del asesoramiento filosófico es, en diálogo, buscar la verdad que está en cada uno y sacarla a la luz, o sea el viejo método socrático. No es ofrecer fáciles terapias recetas y soluciones que se entiende científicas a problemas concretos, sino darse tiempo y esfuerzo para conocerse y conocer fuera de sí, y desde un perspectiva más elevada encontrar sentido a su vida, con los altibajos propios de ella, y saber encajar con “sentido” las peripecias vitales. Es en esto días cuando aparece la buena noticia de un acuerdo entre políticos sobre cómo atajar la llamada “violencia de género”. Son muchas las medidas aprobadas. Entre ellas las que se refieren a la educación de niños, adolescentes, jóvenes, en su convivencia en familia, escuela, y en la sociedad en general. Es manifiesta la relevancia de la educación para abortar toda violencia de género. No he oído, aunque confío en que sí se haya previsto, que se tomen medidas simplemente para desterrar la violencia – me quedo ahora en la física, aunque no es la única-. Porque supongo que en la raíz de la violencia del varón sobre la mujer está que el varón se considera superior, por gozar de una mayor fuerza física. Sin mayor poderío físico esa superioridad no sería tan explícita y no habría oportunidad fácil para el maltrato físico. Es la consecuencia de entender la fuerza como razón para actuar. Y es ello lo que hay que combatir en cualquier proceso educativo humano y por tanto, racional. Pero surge las preguntas: ¿Será eficaz ese laudable esfuerzo en la familia, en la escuela cuando los medios de comunicación social alimentan el impulso inhumano, aunque sí del hombre, de que son los fuertes los que se imponen gracias a sus facultades físicas? ¿Cuáles son los héroes del niño, del adolescente? ¿Qué valor tiene el músculo en la admiración del héroe? En definitiva, ¿se ofrece la verdad del ser humano o aspectos muy visibles, pero que pueden ocultar un falso, erróneo concepto de la grandeza del ser humano? La verdad de ser humano es su dignidad. Y ésta no se cifra en el poder sobre los demás, sino en saber construir comunidad humana, con débiles y fuertes. Eso que descubre la Filosofía.
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