En la sociedad actual, incluso en el pensar con tintes de académico, no existe mayor entusiasmo por las grandes construcciones del pensamiento, nacidas sobre todo en el S.XIX y que estuvieron presentes en gran parte del siglo XX. Se las tacha de ignorar al ser humano en su vivir histórico concreto, en sus intereses más acuciantes. A lo que pueden tener de fuerza intelectual corresponde debilidad afectiva, falta de entusiasmo…; son construcciones intelectuales bien sistematizadas, pero vacías de vida, como si fueran grandes árboles secos; re reducen a un pensar que vuela por encima del vivir cotidiano. Lo imperante hoy es la fuerza del existir, el ardor por el vivir día a día: el presente es el hogar, la anécdota del vivir hoy simple y placentero es la única categoría. No asusta, más bien se busca, el pensamiento débil, fragmentado por exigencias de la satisfacción inmediata. Lo que se construya ha de ser el puzle de combinar el día a día, los trocitos del ser cotidiano, único ser que existe. Un modo simple de expresar esto sería: se ha pasado del pensamiento fuerte y el sentir débil al sentir fuerte y pensamiento débil. Vivir es lo que importa, y vivir es deslizarse por la superficie, no buscar en la hondura oscura de la realidad/verdad.
Desde nuestra inquietud - ¿anticuada, fuera de época?- por ahondar en el ser, en la verdad, por buscar cimientos sólidos para construir un pensamiento consistente, una explicación universal de lo que somos y debemos ser, no debemos condenar sin más ese pensar de hoy, sino entenderlo como un reproche que se nos hace por haber perdido de vista el ansia de vivir, la necesidad de placer, de satisfacción, que lleva a vivir el hoy como viene, más que a proyectar un hipotético mañana…, porque esa “sensibilidad” es también propia de nuestra condición humana. ¿Habrá posibilidad de conjugar un vivir fuerte, entusiasta con el hoy, desde un pensamiento también fuerte? Yo me fiaría del Evangelio, verdad y amor, presencia y promesa, historia y futuro, gozo de vivir hoy como anuncio de plenitud definitiva.