3 de agosto de 2017
2 comentarios
Lo contrario de la posverdad no es la verdad absoluta, sino la búsqueda de la verdad fuera del carácter absoluto, que se deja para la llamada verdad plena, que no pertenece al ser humano, al menos en esta vida. A no ser que se busque una verdad matemática, como la de que dos más dos son cuatro; (y aún así algunos matemáticos dirían “según y cuándo y cómo”). Porque la verdad que interesa es la verdad cargada de vida humana, por lo tanto sometida a la historia. No es relativismo o puro historicismo, sino una verdad existencial sobre realidades que admiten diferentes perspectivas. La verdad está en la mente humana, ella es la que dicta la qué es verdadero, y la mente humana es la mente de un ser el humano que se va haciendo –a veces deshaciendo- en la historia, que no se mueve en el ámbito de la ideas separadas que se atribuían a los ángeles, sino que es mente encarnada. La verdad del dolor, su sentido, no es la misma para quien disfruta de la ausencia de él, que para quien es una constancia en su vida. Ninguno de los dos tiene fácil llegar a la verdad. Lo equivocado de la posverdad es el carácter absoluto, como fin de proceso que se le quiere dar. No hay post-verdad porque no se ha llegado a la verdad, al menos en sentido pleno. La posverdad es quedarse en la adolescencia y no caminar hacia la juventud y la madurez de vida.
Comentarios
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Jmv
13 de agosto a las 12:38
A proposito del Congreso de Traductores dominicos,que decir de la Escuela de Tesalonica con Guillermo de Moerbeke
Anónimo
3 de agosto a las 13:32
Post-verdad” pasó de ocupar un lugar periférico en el uso cotidiano a ser eje de los comentarios políticos. Incluso llegó a utilizarse en forma frecuente como título en importantes medios de comunicación, sin necesidad de aclarar de qué se estaba hablando.
La post-verdad" es el arte de mentir.
Gracias.