11 de febrero de 2016
2 comentarios
Santo Tomás dice que el vicio que se opone a la virtud de la misericordia es la envidia. No deja de ser singular. Envidia es sentir tristeza por el bien ajeno. Misericordia es un compromiso cordial y efectivo para remediar o aliviar el mal que le sobreviene al prójimo. Es manifestó el enfrentamiento de sentimientos y de acción consecuente, entre envidia y misericordia: se tiende a eliminar las causa de la tristeza que nos sobreviene; en el caso de la envidia sería eliminar el bien del otro; en el de la misericordia la tristeza es compasión, o sea solidaridad con el mal ajeno, lo que pretende es eliminar el mal del otro. Lo que nos produciría alegría: la misericordia en vez de ser tristeza por el bien ajeno, es alegría porque el mal se alivia o desaparece en el otro: es alegría propia por la alegría del otro.
Podemos apuntar algo más. Si la misericordia tiene una dimensión de compasión, de compartir sentimientos del otro, podíamos llamar misericordia a compartir la alegría del otro, no envidiarla. Lo que decía san Pablo: “llorar con los que lloran y reír con, los que ríen”. La misericordia es también empatía. Si la envidia es tristeza, la misericordia es felicidad, “bienaventuranza”, como dice Jesús en el Sermón de la Montaña.
Comentarios
Hasta ahora se han publicado
2 comentarios. Déjenos también su opinión.
María
22 de agosto a las 19:01
Estoy de acuerdo que la misericordia es también empatatía y felicidad. Bien aventuranzas como dice Jesús.
Y reside la misericordia enla Paz.
Gracias por su reflexión.
María
22 de agosto a las 19:01
Estoy de acuerdo que la misericordia es también empatatía y felicidad. Bien aventuranzas como dice Jesús.
Y reside la misericordia enla Paz.
Gracias por su reflexión.