25 de abril de 2016
0 comentarios
El conocido autor italiano Magris denuncia que “considera insoportable el pesimismo complacido de algunos intelectuales que se complacen con el mal”. Sorprende y se agradece tal denuncia. Parece que al buen pensar, sobre todo de quien se considera intelectual, corresponde denunciar la ignorancia, la maldad en forma de injusticia, violencia, la corrupción, y demás vicios de nuestra sociedad, Se dice que basta con asomarse a un telediario para tomar conciencia de ello. Y cierto es que el telediario se convierte con frecuencia en un elenco del mal de nuestra sociedad. Es largo el relato de sucesos con carácter violento. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que no es recomendable alimentarse sólo de las noticias televisivas, o de otros medios, para formar opinión. Las realidades positivas en las que la virtud puede sobre el vicio apenas se hacen ver u oír: no son televisivas, o simplemente no son noticia. Eso manifestaría una dimensión positiva de nuestra sociedad: la noticia, y por lo tanto lo que llama y atrae la atención que es lo que se sale de lo normal es lo negativo; lo normal, es decir lo más frecuente, es lo positivo. Pertenece al pensamiento débil y fragmentado, que se extiende también entre intelectuales, pues sorprendentemente ha adquirido un carácter académico, esa globalización de la percepción negativa de nuestro mundo. También influye que en la medida que se saca a la luz los vicios de la sociedad uno se complace, por utilizar el término de Magris, en sentirse libre de ellos, son vicios que pertenecen a otros; suele el “intelectual” sentirse un tanto por encima de la “gente”. Es el “regocijo” del despotismo ilustrado de toda época. Una cosa es pisar tierra y avanzar con los ojos abiertos a lo que sucede en nuestro alrededor y otra tener ojos selectivos sólo para el mal sin dejarse iluminar por el bien. Que nunca será universal, pero sí mayoritario.
Comentarios
Hasta ahora se han publicado
0 comentarios. Déjenos también su opinión.