5 de junio de 2023
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Si no eres progresista no tienes lugar en no pocos ámbitos sociales, políticos, religiosos. El progresismo es la ortodoxia. Urge de leer bien los signos de los tiempos, estos convertidos en moda. El progresismo también tiene sus flaquezas. No pocas veces es progresismo en lo aparente, lo epidérmico, en la moda. Ejemplo: el progresista religioso que se queda en cambios que hace en lo cultual; pero despreocupado de la evolución de la teología, de la Sagrada Escritura y también de la lectura de los tiempos a “la luz del evangelio”, no solo a la suya. El progresismo es conservador, lo suyo es lo último, porque ya no cabe avanzar más, evolucionar más: fin de la historia. El progresismo es “creativo”, o sea, literalmente, como la “creación” lo es desde la nada. Nada debe a lo anterior. Volver a lo anterior no es ser conservador, sino reaccionario. Y con frecuencia es verdad, y ello es un apoyo del progresismo. ¿Puede entenderse lo “clásico” como superación de conservadurismo y progresismo?
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