25 de abril de 2020
0 comentarios
Cuando nos sentimos bombardeados por tanta noticia, no siempre coincidente, tantas sensaciones en nuestro cuerpo, tanto pensamiento que va y viene por nuestra mente, sobre el hoy y el mañana, nuestro y de los nuestros, que convierte el pensar en una noria, que da vueltas sobre lo mismo; pero sin que se consiga agua de lo hondo de nosotros; cuando nos vemos así, llega el momento de sentarnos cómodamente y tratar de dejar de pensar, y esperar que Alguien nos ilumine, reoriente nuestros pensamientos y sensaciones. Alguien que hable en el vacío interior. Darnos tiempo, ese tiempo que puede parecer muerto, sin actividad, sin programar el mañana incierto. Tiempo para sentir el ser en el que estamos, y en quien puede estar cerca de nosotros, en nosotros, bajo el misterio. No es fácil, como indico, pues nos movemos en el misterio. Nos desborda; pero puede ayudarnos a no dejarnos aplastar por lo inmediato. Puede llevarnos a elevar nuestra perspectiva de comprensión de lo que se vive, se sufre… Sería dejar que el Espíritu Santo, el de Jesús, nos sitúe mejor en la vida.
Comentarios
Hasta ahora se han publicado
0 comentarios. Déjenos también su opinión.