26 de mayo de 2017
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¿Qué tal Juanjo?, se dirige a mí un joven con el que coincidía en uno de tanto viajes nocturnos míos en tren de Oviedo a Madrid. “Perdona, no te conozco”. “Yo a usted tampoco”. Pero conozco el jersey que lleva puesto: Manolita lo ha tenido expuesto en el escaparate de su tienda. He querido comprarlo y me ha dicho, ”. En efecto era uno de los jerséis que Manolita tejía y me regalaba. Llamaban la atención. Yo entonces me “atrevía” con ellos incluso para vestir en sesiones de trabajo tan sesudas como las que me convocaban a Madrid. He recordado la anécdota cuando por no sé qué asociación de ideas meditaba sobre la frecuencia con la que se nombran la realidad o el acontecimiento fijándose en lo accidental; a veces, como en el caso del joven del tren, es lo único que se conoce, lo que viste. Algo bien accidental y equívoco, como recuerda el dicho: “aunque la mona se vista de seda...”. La técnica periodística exige titulares llamativos –como el jersey-. El titular da carácter “periodístico” a la noticia sobre la exactitud de ella. Y el titular busca lo llamativo, que no siempre es la expresión de lo real. Con suerte el titular podría ser truco para llamar la atención, para interesarse por la noticia o la opinión y adentrarse en ella a lo largo de la lectura del texto. En la lectura se descubrirá lo substancial de la información u opinión. La verdad suele estar en lo hondo y lo hondo no se vende. No es crítica señalar ese desajuste entre titular y texto. Lo llamativo está bien si es el primer paso para entrar en contacto con la verdad de lo que es. El flash atrae la atención, pero si todo queda ahí, la oscuridad es lo que reina. Estamos tan asaeteados por informaciones, escritas, orales, en papel, en dispositivos electrónicos, que casi no nos queda más tiempo que el que necesitan los titulares. El texto exige demasiado tiempo y ver más allá del titular: demasiado, digo, dado lo rapidez exigida para formarse opinión de personas y acontecimientos, propio de tiempos de epidermis e imágenes como meta última del conocer.
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